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Inclusión laboral femenina: una de las esferas golpeada por la pandemia

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17 de julio de 2020, 3:00 AM
17 de julio de 2020, 3:00 AM

Laura Perdomo – Gerente General de Kimberly-Clark Bolivia

Las mujeres y la equidad en el mercado laboral, un asunto que en pleno siglo XXI, aún preocupa. Para graficarlo, basta revisar algunas cifras y para aterrizarlo más, hacer foco en la realidad de la región. Según el Informe Global sobre Brecha de Género 2019 del World Economic Forum, la grieta de participación económica y oportunidad, entre hombres y mujeres, se agrandó ligeramente; esto significa que los 202 años que se estimaban para cerrarla, se transforman en 257.

De 59 países de América Latina y El Caribe, Bolivia ocupa el puesto 42 en paridad de género y si bien la inserción femenina en la economía aumentó de gran manera en los últimos diez años, los hombres ganan un 47% más que las mujeres, es decir, la brecha salarial, aún impide hablar de una total igualdad en este asunto. A ello se suma, que según ONU mujeres, el 63% de ellas ocupan principalmente puestos administrativos o de apoyo, y solo un 33% están en rangos tomadores de decisiones.

Las crisis sanitaria y económica, generada por la COVID-19, llegan también a interrumpir los enormes esfuerzos que se han hecho en los últimos años por acortar las diferencias laborales. La pandemia estaría acrecentando este contraste en el mercado, debido a que las empresas están enfocadas en su solvencia, pasando a un último plano las políticas internas para fomentar la equidad o la inclusión laboral de mujeres. 

Según la ONU, los efectos del coronavirus en la fuerza laboral femenina arrojan un triple impacto diferencial de género, el que se expresa en ámbitos como la salud (donde las mujeres están sobrerrepresentadas, no sólo en presencia, sino en contagios); los cuidados (el teletrabajo, para las que tienen empleo formal, ha incrementado la brecha de género ante una corresponsabilidad que no es efectiva); y en su integridad física, ya que el confinamiento ha derivado en el incremento de denuncias por violencia de género en todo el mundo. 

Con todo este contexto, es probable que el ritmo de la demanda por incremento de mujeres en los directorios empresariales se vea ralentizado. Es una gran preocupación, no sólo para el género femenino, sino también para compañías, como la que lidero en Bolivia, enfocadas en potenciar a mujeres en cargos ejecutivos y en las que la inclusión de la mujer en el mundo laboral, es una prioridad. 

Por el desarrollo del país y la reactivación de la economía, es importante que desde el ámbito privado exista un compromiso para acelerar el cierre de las brechas de género. Porque, si ellas progresan, el país también avanza.

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